Prerromanticismo .
El prerromanticismo fue
un movimiento literario que se desarrolla en Europa a lo largo del
siglo XVII y cuyo ocaso transcurre en
las últimas décadas de la centuria, en total oposición al neoclasicismo. Durante
el siglo XVIII triunfan en Europa las ideas clásicas francesas del siglo anterior
(neoclasicismo). Más, a la vez, se va forjando en varios países una reacción de
signo radicalmente contrario.
Características del
prerromanticismo
En el prerromanticismo se dan los siguientes rasgos, que lo separan del neoclasicismo:
·
Afirma el predominio del sentimiento frente a la razón.
En sus obras, los escritores expresan
sus sentimientos
más tristes y exaltados.
En sus obras, los escritores expresan
sus sentimientos
más tristes y exaltados.
·
rechazan las "reglas", aunque algunos
escritores prerrománticos las aceptan.
escritores prerrománticos las aceptan.
·
frente a la naturaleza arreglada y tranquila típica
de los escritores neoclasicistas, los prerrománticos
y más tarde los románticos prefieren lugares esotéricos
y misteriosos, como cementerios, escenas
nocturnas, tormentas, apariciones de fantasmas, entre otros.
de los escritores neoclasicistas, los prerrománticos
y más tarde los románticos prefieren lugares esotéricos
y misteriosos, como cementerios, escenas
nocturnas, tormentas, apariciones de fantasmas, entre otros.
·
Desaparición del tono didáctico de las obras
·
La libertad como valor absoluto.
·
Puesta en entredicho de las reglas y preceptos del
neoclasicismo. De ahí que el teatro sin reglas de shakespeare, despreciado por
los neoclásicos, sea alabado por los prerrománticos.
·
repetición de palabras, de sintagmas, como muestra de obsesión,
o de perturbación.
·
frecuente sobre todo la anáfora del verbo o sustantivo al
principio de frase o de verso.
·
Recursos de sonoridad: palabras violentas, broncas, rebuscadas,
que a veces se acumulan en la obtención de efectos trepidantes .
·
·
Innovaciones lingüísticas tendentes a la intensificación léxica,
a veces mediante sufijos o prefijos nuevos o inusitados.
Como ejemplo de documento prerromántico, ofrecemos un pasaje del enciclopedista
francés Denis Diderot, que en el año 1760, escribió:
¿Qué necesita el poeta?
¿Una naturaleza bárbara o cultivada, tranquila o tormentosa? ¿Preferiría la
belleza de un día puro y sereno al horror de una noche oscura, donde el mugido
de los vientos se mezcla por intervalos al murmullo sordo y continuo del trueno
lejano, y donde se ve el relámpago inflamar los cielos sobre nuestra cabeza?
¿Preferirá un estanque a una catarata que se quebranta y rompe entre los peñascos,
estremeciendo al pastor que la oye lejos, apacentando su rebaño en la montaña?
¿Cuándo veremos nacer poetas? Después de grandes desastres y grandes desdichas,
cuando los pueblos comiencen a respirar, y las imaginaciones excitadas por
espectáculos terribles, se atrevan a pintar cosas que ni siquiera podemos
concebir los que no hemos sido testigos de ellas.
Simón Bolívar
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco,
mejor conocido como Simón Bolívar, (Caracas, 24 de julio de 1783,Santa Marta,
Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político de la Gran Colombia,
una de las figuras más destacadas de la Emancipación Americana frente al
Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las
actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en
Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre.
Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a
afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una
carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.
Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar
como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue
Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el "Hombre de
América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un
legado político en diversos países latinoamericanos, algunos de los cuales le
han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en
varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas,
entre otros.
El Libertador Simón Bolívar
A continuación dos cartas importantes de este movimiento literario que representan a América, siendo Simón Bolívar personaje principal del Prerromanticismo, donde a través de sus cartas demuestra el amor y sentimientos prohibidos hacia Manuelita Sáenz.
El Libertador Simón Bolívar
A continuación dos cartas importantes de este movimiento literario que representan a América, siendo Simón Bolívar personaje principal del Prerromanticismo, donde a través de sus cartas demuestra el amor y sentimientos prohibidos hacia Manuelita Sáenz.
Carta de Jamaica
Kingston, setiembre 6 de
1815
“Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que
subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los
tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo, y
muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este convencimiento,
los meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir
instituciones liberales, y aun perfectas; sin duda, por efecto del instinto que
tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible, la que se
alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas
sobre las bases de la justicia, de la libertad, y de la igualdad. Pero ¿Se
puede concebir que un pueblo recientemente desencadenado, se lance a la esfera
de la libertad, sin que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el
abismo? Tal prodigio es inconcebible, nunca visto. Por consiguiente, no hay un
raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza.
Yo
deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo,
menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Aunque aspiro a
la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el Nuevo
Mundo sea por el momento regido por una gran república; como es imposible, no
me atrevo a desearlo; y meno deseo aún una monarquía universal de América,
porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible. Los abusos que
actualmente existen no se reformarían, y nuestra regeneración sería
infructuosa. Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos
paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra. La
metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su
poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli. Supongamos que fuese el Istmo
de Panamá, punto céntrico para todos los extremos de este vasto continente; ¿no
continuarían estos en la languidez, y aun en el desorden actual? Para que un
solo gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la
prosperidad pública, corrija, ilustre y perfeccione al Nuevo Mundo, sería
necesario que tuviese las facultades de un Dios, y cuando menos las luces y
virtudes de todos los hombres.
El
espíritu de partido que al presente agita a nuestros Estados, se encendería
entonces con mayor encono, hallándose ausente la fuente del poder que
únicamente puede reprimirlo. Además, los magnates de las capitales no sufrirían
la preponderancia de los metropolitanos, a quienes considerarían como a otros
tantos tiranos; sus celos llegarían hasta el punto de comparar a estos con los
odiosos españoles. En fin, una monarquía semejante sería un coloso diforme, que
su propio peso desplomaría a la menor convulsión.
Mr. De Pradt
ha dividido sabiamente a la América en 15 a 17 Estados independientes entre sí,
gobernados por otros tantos monarcas. Estoy de acuerdo en cuanto a lo primero,
pues la América comporta la creación de 17 naciones; en cuanto a lo segundo,
aunque es más fácil conseguirlo, es menos útil; y así, no soy de la opinión de
las monarquías americanas. He aquí mis razones. El interés bien entendido de
una república se circunscribe en la esfera de su conservación, prosperidad y
gloria. No ejerciendo la libertad imperio, porque es precisamente su opuesto,
ningún estímulo excita a los republicanos a extender los términos de su nación,
en detrimento de sus propios medios, con el único objeto de hacer participar a
sus vecinos de una constitución liberal. Ningún derecho adquieren, ninguna
ventaja sacan venciéndolos, a menos que los reduzcan a colonias, conquistas, o
aliados, siguiendo el ejemplo de Roma. Máximas y ejemplos tales están en
oposición directa con los principios de justicia de los sistemas republicanos;
y aun diré más, en oposición manifiesta con los intereses de sus ciudadanos;
porque un Estado demasiado extenso en sí mismo o por sus dependencias, al cabo
viene en decadencia, y convierte su forma libre en otra tiránica; refleja los
principios que deben conservarla, y ocurre por último al despotismo. El
distintivo de las pequeñas repúblicas es la permanencia; el de las grandes, es
vario, pero siempre se inclina al imperio. Casi todas las primeras han tenido
una larga duración; de las segundas sólo Roma se mantuvo algunos siglos, pero
fue porque era república la capital y no lo era el resto de sus dominios, que
se gobernaban por leyes e instituciones diferentes.”
A Manuela Sáenz
Manuela:
Llegaste de
improviso, como siempre. Sonriente. Notoria. Dulce. Eras tú. Te miré. Y la
noche fue tuya. Toda. Mis palabras. Mis sonrisas. El viento que respiré y te
enviaba en suspiros. El tiempo fue cómplice por el tiempo que alargué el discurso
frente al Congreso para verte frente a mí, sin moverte, quieta, mía…
Utilicé las
palabras más suaves y contundentes; sugerí espacios terrenales con problemas
qué resolver mientras mi imaginación te recorría; los generales que aplaudieron
de pie no se imaginaron que describía la noche del martes que nuestros caballos
galoparon al unísono; que la descripción de oportunidades para superar el
problema de la guerra, era la descripción de tus besos. Que los recursos que
llegarían para la compra de arados y cañones, era la miel de tus ojos que
escondías para guardar mi figura cansada, como me repetías para esconder las
lágrimas del placer que te inundaba.
Y después,
escuché tu voz. Era la misma. Te di la mano, y tu piel me recorrió entero.
Igual… que los minutos eternos que detuvieron las mareas, el viento del norte,
la rosa de los vientos, el tintineo de las estrellas colgadas en jardines
secretos y el arco iris que se vio hasta la media noche. Fuiste todo eso,
enfundada en tu uniforme de charreteras doradas, el mismo con el que agredes la
torpeza de quienes desconocen cómo se construye la vida.
Mañana habrá otra sesión del Congreso. ¿Estarás?
Simón.
Desde que se conocieron en 1822, en Quito, Simón Bolívar y
Manuelita Sáenz hicieron méritos suficientes para integrar la antología
romántica de la historia al lado de parejas tan insignes como Napoleón y
Josefina, y Marco Antonio y Cleopatra. Su amor, prohibido como muchos de los
amores inmortales, quedó reflejado en una amplia correspondencia que se alimentó
aún más con la aparición del libro Patriota y amante de usted (1993), de
Editorial Diana, que incluye el diario y algunas cartas inéditas de Manuelita.
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